Acabamos de publicar este nuevo libro, del que ofecemos un breve fragmento.
VI. Tristeza de pájaros Para A.Me encontraba triste como un pájaro en el suelo. Le hablaba de ti a la gente. Creo que todos los presentes en aquel bar estábamos haciendo balance. Un año pésimo para unos, bueno para otros. Hay un caballero que va a despedirlo así, bebiendo desde las cinco de la tarde. Una copa de lluvia. No es peor que yo, pero lo parece. Lleva un chaleco marrón y ha exigido el cubata en copa grande. Curiosa reflexión. Su historia de hielo parece deshacerse rápido entre violentas lágrimas de ron. No es peor que yo. Lee el suplemento de ‘La Verdad’. Arturo habla sobre gente así, pero no se da por aludido. Pero fíjate un segundo en Dalton, él se mueve con ritmo, sabe hacerlo. Primero pide fuego y después dice que es músico. Yo lo hice en otro tiempo, pero ahora es difícil. Ya no quiero la admiración mitomaníaca de los que creen conocerte. Ahora peleo por poco dinero. Me juego la boca y hablo. De tú a tú. Soy un rival fácil. Carlos conoce buena gente. Le hablan de escaleras y sitios raros. De las gaviotas como el alma de todas las playas. Verás, el albatros es el único ave que se pasa el noventa por ciento del tiempo migrando. Es una metáfora de lo que pensé al verla. El único nombre cierto en todo esto. Eso puede tener que ver con el amor en general. No con el tuyo en concreto.
Todo había empezado en aquel bar. A estas alturas de la conversación la gente no es la misma. Ahora hay que traducir-lo todo. Porque hablan con palabras de diciembre. Todos los espectadores de esta escena apuran el 2006 con una indiferen-cia admirable. Se irán de él tragando uvas y pasando una no-che desigual. Yo no la pasaré mejor que tú. También beberé y me creeré cerca de lo que parece ser mi ciudad.
Una ciudad hecha a escala. Cifrada en horas y segundos. Me parece sor-prendente que en el Bussines Class esté Dani. Hazme caso, un poeta. Ha escrito dos buenos libros. Sabe lo que dice. No tiene prisa y regala objetos anónimos. Ha escrito dos grandes libros. Mucho mejores que los que escribiré yo. No es arrogan-te, cree que ha perdido. Si él está así todos hemos perdido. Un gran hombre. Le pediré un poema prestado algún día. Pero lo haré a la cara. Y brindaremos por la entrada del año. Un gran año para ambos. Ha escrito dos buenos libros. Respecto a ti no puedo decir mucho. ¿El año ha sido o ha parecido ser? No transita hoy ninguno de esos verbos por tu espalda de ámbar. Has sido todo. No puedes decir lo mismo de mí. Pero no quiero caer en el error, perdona, de hablar de todo lo que ya hemos hablado. Sólo quería despedirme. El año ha sido, ya sabes, como un edificio lleno de escaleras y sitios raros.